Era un hombre perseguido por una voz que no
le deja descansar y que le empuja a
hacer cosas, que en ningún momento pensó ni creyó que podría hacer.
Tenia sueños horribles y, al levantarse todos los días, su cabeza parecía que iba a explotarle.
Todo esto le venia sucediendo desde hacia ya
tiempo, y no sabia como resolverlo.
Una mañana, recién
levantado, se dispuso a desayunar, como siempre, con dos tostadas un zumo
de naranja y un café con leche. No
sabiendo que hacer, consultó
con su familia y amigos, algunos
de los cuales había perdido a causa de la intromisión de aquella maldita voz, y finalmente
aconsejado por ellos decidió acudir a un
especialista.
Consultó el listín de su compañía de seguros, buscó
en el apartado de psiquiatras y psicólogos y
tomó nota del Dr. Suárez concertando una cita por teléfono para esa misma mañana.
Terminó el desayuno, se duchó, y sacó del armario el traje que mas le gustaba y
que era
azul, complementando con unos zapatos de
charol negros.
Salió a la calle, llamó un taxi y se dirigió al centro de la
ciudad, a un edificio nuevo y moderno
donde el Dr Suárez tenia su consulta. Tomó el ascensor hasta la planta novena, llamó al timbre,
y de inmediato salió a recibirle una
guapa secretaria rogándole
se sentara y esperara su turno.
Transcurridos unos veinte minutos se abrió la puerta de la
consulta y la secretaria le invitó
a pasar.
Durante esos veinte minutos de espera, la
voz no paraba de interferir en sus pensamientos
diciéndole, ¿
que haces aquí ? te vas a destruir si haces caso a este
loquero,vámonos de aquí.
Pasó a la consulta.El Dr. le saludó muy amablemente
invitándole a sentarse y
preguntando por el motivo de su visita.
La voz no paraba de interponerse en sus
pensamientos y explicaciones al Dr. impidiéndole pensar
con claridad y comunicar con claridad su
patología.
De repente la voz le dijo, ves ese
abrecartas que el Dr. tiene en su mesa, cógelo y clávaselo
en
el pecho.El ya no podía escuchar al Dr.la voz insistía e insistía y de pronto, se levanto de la silla
cogió el abrecartas y lo clavo en el pecho del
Dr.
Estaba aturdido, y no sabiendo que
hacer,salió de la consulta, cogió
el ascensor y subió dos plantas mas sentándose en un banco del pasillo esperando
escuchar algún movimiento de
sirenas
o gritos de alguien.
La voz insistía, bien hecho, pero el estaba completamente destrozado. Se mantuvo
sentado durante una media hora y, al no escuchar nada, decidió volver a bajar a la
planta novena pasando
por el pasillo hasta la consulta del Dr. Suárez. Giró la cabeza hacia el interior y vio en su
mesa
al Dr. aparentemente vivo y normal. Respiró hondo y se dijo
asimismo, ha sido todo mentira, mi
imaginación y la maldita voz me han engañado.
Decide salir del edificio, baja a la entrada
para salir a la calle y empieza a escuchar, sirenas, gente corriendo, policía y, una ambulancia donde están depositando un cuerpo. Se acerca
y ve que la persona que va en la camilla es
el Dr. y que en su pecho lleva clavado el abrecartas.
Está totalmente confundido y decide salir de
ahí caminar por la acera y alejarse lo mas posible.
Se para en el espejo de un escaparate
decidido a contemplar y asegurarse de que el que se refleja en el es él.
El espejo le reconoce pero nota que su
imagen comienza a diluirse y, unos segundos antes de
desaparecer escucha a un niño que grita mamá, mamá, he encontrado un
traje azul y
unos zapatos de charol negros.
11/04/15
Sergio del Rio
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