viernes, 1 de mayo de 2015

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Era un hombre perseguido por una voz que no le deja descansar y que le empuja a
hacer cosas, que en ningún momento pensó ni creyó que podría hacer.
Tenia sueños horribles y, al levantarse todos los días, su cabeza parecía que iba a explotarle.

Todo esto le venia sucediendo desde hacia ya tiempo, y no sabia como resolverlo.
Una mañana, recién levantado, se dispuso a desayunar, como siempre, con dos tostadas un zumo
de naranja y un café con leche. No sabiendo que hacer, consultó con su familia y amigos, algunos
de los cuales había perdido a causa de la intromisión de aquella maldita voz, y finalmente
aconsejado por ellos decidió acudir a un especialista.

Consultó el listín de su compañía de seguros, buscó en el apartado de psiquiatras y psicólogos y
tomó nota del Dr. Suárez concertando una cita por teléfono para esa misma mañana.
Terminó el desayuno, se duchó, y sacó del armario el traje que mas le gustaba y que era
azul, complementando con unos zapatos de charol negros.

Salió a la calle, llamó un taxi y se dirigió al centro de la ciudad, a un edificio nuevo y moderno
donde el Dr Suárez tenia su consulta. Tomó el ascensor hasta la planta novena, llamó al timbre,
y de inmediato salió a recibirle una guapa secretaria rogándole se sentara y esperara su turno.

Transcurridos unos veinte minutos se abrió la puerta de la consulta y la secretaria le invitó a pasar.

Durante esos veinte minutos de espera, la voz no paraba de interferir en sus pensamientos
diciéndole, ¿ que haces aquí ? te vas a destruir si haces caso a este loquero,vámonos de aquí.

Pasó a la consulta.El Dr. le saludó muy amablemente invitándole a sentarse y preguntando por el motivo de su visita.

La voz no paraba de interponerse en sus pensamientos y explicaciones al Dr. impidiéndole pensar
con claridad y comunicar con claridad su patología.
De repente la voz le dijo, ves ese abrecartas que el Dr. tiene en su mesa, cógelo y clávaselo en
el pecho.El ya no podía escuchar al Dr.la voz insistía e insistía y de pronto, se levanto de la silla
cogió el abrecartas y lo clavo en el pecho del Dr.

Estaba aturdido, y no sabiendo que hacer,salió de la consulta, cogió el ascensor y subió dos plantas mas sentándose en un banco del pasillo esperando escuchar algún movimiento de sirenas
o gritos de alguien.
La voz insistía, bien hecho, pero el estaba completamente destrozado. Se mantuvo sentado durante una media hora y, al no escuchar nada, decidió volver a bajar a la planta novena pasando
por el pasillo hasta la consulta del Dr. Suárez. Giró la cabeza hacia el interior y vio en su mesa
al Dr. aparentemente vivo y normal. Respiró hondo y se dijo asimismo, ha sido todo mentira, mi
imaginación y la maldita voz me han engañado.

Decide salir del edificio, baja a la entrada para salir a la calle y empieza a escuchar, sirenas, gente corriendo, policía y, una ambulancia donde están depositando un cuerpo. Se acerca
y ve que la persona que va en la camilla es el Dr. y que en su pecho lleva clavado el abrecartas.
Está totalmente confundido y decide salir de ahí caminar por la acera y alejarse lo mas posible.

Se para en el espejo de un escaparate decidido a contemplar y asegurarse de que el que se refleja en el es él.
El espejo le reconoce pero nota que su imagen comienza a diluirse y, unos segundos antes de
desaparecer escucha a un niño que grita mamá, mamá, he encontrado un traje azul y
unos zapatos de charol negros.

11/04/15
Sergio del Rio


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